Abstención alcanzó al 58,04%: votó un millón de personas menos que en primera vuelta

Tal como anticiparon expertos de todas las tendencias, la abstención fue un factor predominante en la elección presidencial efectuada ayer en el país.

De acuerdo a los cálculos preliminares, votó un 41,5% de los ciudadanos habilitados para ejercer su sufragio. Con el 99,97% de las mesas escrutadas, 5.695.764 electores concurrieron a los locales de votación, lo que significa aproximadamente un millón de personas menos que en la primera vuelta, cuando votaron 6.697.136 personas.

El número de participantes es el más bajo desde el retorno de la democracia. El mayor porcentaje de abstención se dio en la Región de Tarapacá, con un 70,59%, mientras que la mejor participación se registró en el Maule con un 47,69% de electores votando.

En la Región Metropolitana la abstención llegó al 57,72%, de un total de 5.326.912 personas habilitadas para votar.

Las cifras generaron ruido a nivel político en relación a si se debe seguir con el voto voluntario o volver al sistema de voto obligatorio. El ex presidente Ricardo Lagos afirmó que “creo que fue un error (cambiar a voto voluntario) y lo dije en su momento. Cuando fui presidente en algún momento hablé de voto voluntario y después lo pensé y medité y dije que era un error y creo que está demostrado”. Agregó que “me parece fundamental que el voto sea obligatorio”.

 Una opinión similar planteó el titular de la OEA, José Miguel Insulza, quien afirmó que “yo estuve disponible para que se suprimiera la obligatoriedad si conseguíamos la inscripción automática. Creo que fue un error, creo que fue un error. Creo que la obligatoriedad del voto (...) debería estar registrada en la constitución aunque no se sancione, aunque no haya sanciones claras”.

A su vez, el ex abanderado presidencial de la UDI, Laurence Golborne, afirmó que “tenemos que repensar una forma de incentivar la participación. Una parte es responsabilidad de la clase política, pero también tenemos que ponernos la mano en el corazón y ver quién tiene la responsabilidad”, señaló.

 

-¿Qué implicancias tiene la abstención que en esta segunda vuelta superó el 50%?
-Se le pueden dar dos lecturas. Una, con la cual estoy en desacuerdo, es que esto le quita representatividad o legitimidad a la recién electa presidenta Bachelet. Creo que no es así. La interpretación que se le debe dar es un problema de representatividad en nuestro sistema político, que hace urgente e impostergable revisar qué ha pasado para que esto suceda.
-¿Qué teoría tiene sobre cómo se llegó a este escenario?
-Creo que tiene que ver con los partidos, lo que hace urgente reformar la democracia interna de éstos, la renovación de las dirigencias partidarias, el problema del sistema binominal, la elección y reelección de las personas que se han perpetuado en los cargos creando una casta política que va desde el Partido Comunista hasta la UDI con los mismos nombres por décadas.
-¿Cómo se cambia?
-Llegó la hora de la renovación y todos, el gobierno saliente y el entrante, tienen que abocarse a recuperar la representatividad de nuestro sistema político.
-El número de votantes en Chile con o sin voto voluntario ha sido más o menos de 6 o 7 millones, ¿a qué obedece?
-El problema de desafección con la política viene de largo (...) se trató de arreglar con el voto de voluntario, pero ya vemos que no resultó y ahora tenemos que irnos al tema de fondo que son nuestros partidos, nuestra dirigencia política, nuestro sistema electoral y a eso tenemos que dedicarnos.
-Ya hay voces de retomar la discusión del voto obligatorio...
-Quedó abierta desde los primeros cómputos que arrojaron más de un millón menos de votos que en la primera vuelta, en una votación muy similar a la elección municipal.
-¿Hay que volver a tomar decisiones sobre la obligatoriedad?
-Vamos a tener que ver cómo se hacer, pero a mí me gusta la idea que planteó Francisco Vidal (ex ministro del gobierno de Bachelet) que propone que el comprobante de voto sea requisito para algunos trámites como sacar carné o pasaporte, como antiguamente se hacía.